¿Qué hago yo aquí?, me preguntaba una y otra vez.
Con esta gente que no conozco de nada, con mi pequeña bolsa, con mi poca
existencia, en esta noche oscura. Me disponía a subir a la patera, mientras un
blanco me explicaba lo que vamos hacer. Mirando las caras de mis compañeros de viaje y cual de
ellos esta más asustado, se huele el miedo, pero no hay retorno, solo hay
esperanza, el paraíso, la vida nueva.
En mi pueblo,
donde nací, había un hospital con una gran cruz roja, era mi referencia, era el
lugar donde vi la luz, en aquellos pasillos sin fin de aquel blanco hospital,
donde la muerte convivía con la vida. Nunca nadie me dijo que me quería. La
gente hablaba de sus padres, pero ¿qué es eso?, nunca conocí a mi padre y mi
madre murío en el parto y yo me preguntaba una y otra vez ¿que hago yo aquí?
En la casa del
hermano de mi madre, donde me críe, era peor tratado que los perros, ellos
dormían conmigo en el establo, junto con los demás animales. En esas noches
estrelladas, acostado boca arriba, con las manos bajo la cabeza, creía ver a mi
madre, acariciándome, pero jamás nadie me acaricio.
Trabajaba de
sol a sol en las tierras de mi tío, el siempre me pegaba y me hacia trabajar
más, era esclavo.
Con el sol en
lo alto, mirando el horizonte, donde solo conseguía ver espejismos, siluetas
ondulantes, decidí correr sin parar y nunca mirar para atrás, no había nada que
me atara a esta tierra, solamente el aire, el olor de mi pueblo.
Con mis
dieciséis años y todo el camino por delante, seguí andando, andando, hasta
llegar al mar, infinito, majestuoso y poderoso, donde las olas me atraían hacia
el interior, tuve que sujetarme para no perder el equilibrio y creí en la
belleza, creí que podía conseguir el paraíso, esa tierra que mana leche y miel,
esa tierra cuyo nombre alguien me escribió en un papel “España”.
Y aquí estoy,
apunto de llegar al paraíso. Allí donde las luces se ven, allí es donde esta
vuestra nueva vida, repetía el blanco una y otra vez. Yo las miraba y respiraba
profundamente, deseando llegar.
Una vez en la
patera con cincuenta y nueve compañeros más, más miedo que cuando mi tío me
llamaba para pegarme, mire al cielo, con el sonido del motor de fondo, creí ver
entre las estrellas a mi madre acariciándome las mejillas, pero no era ella,
quien me acariciaba era la brisa y la sal del mar de mi nueva madre “España”.
¿Que pensáis? ó ¿que os sugiere?
ResponderEliminarUna historia triste aunque esperanzadora.
ResponderEliminarEl protagonista es un privilegiado por conseguir
colarse en una patera, cientos mueren antes incluso
de llegar a ver el mar, en un éxodo sin retorno, otros
tantos antes de llegar a la costa. El no tiene nada que
perder, solo su vida que seguro en su país no valía nada,
o todo, otros dejan unos padres, esposas, hijos...todo
por un engaño de las mafias sin escrúpulos que trafican con ellos, sin
importarles otra cosa que el maldito dinero que les cobran
por un pasaje al infierno.
Me gusta mucho la historia, y me sugiere este tema.
IMAGINA
Imagina que no hay paraíso,
Es fácil si lo intentas,
Ningún infierno debajo de nosotros,
Arriba de nosotros, solamente cielo,
Imagina a toda la gente
Viviendo al día...
Imagina que no hay países,
No es difícil hacerlo,
Nada por lo que matar o morir,
Ni religiones tampoco,
Imagina a toda la gente
Viviendo la vida en paz
Imagina que no hay posesiones,
Me pregunto si puedes,
Ninguna necesidad de codicia o hambre,
Una hermandad del hombre,
Imagina a toda la gente
Compartiendo todo el mundo...
Tu puedes decir que soy un soñador,
Pero no soy el único,
Espero que algún día te nos unas,
Y el mundo vivirá como uno solo.
John Lennon